TREN EXTREMEÑO SI, PERO UN TREN QUE SIRVA

     Mucho se está hablando de los trenes extremeños últimamente. Incluso ha surgido por ahí alguna “asociación” cuanto menos peculiar que ha ido a Madrid disfrazados de no se sabe que (podían haber ido disfrazados de romanos o de soldados de los Tercios si querían caracterizar alguna época pasada extremeña). La realidad es que los trenes extremeños siempre han sufrida averías. Siempre. Lo único es que no se han puesto de moda como ahora. Tenemos unas vías férreas cuya construcción se pierde en la memoria de los tiempos del General Franco. En Extremadura, en los últimos 30 años no se ha invertido en infraestructuras. En Cataluña sí. En Cataluña con el dinero de todos los españoles se han unido con trenes magníficos las cuatro capitales de provincia, en Extremadura ni siquiera están unidas por autovía. Aquellos que ahora protestan, son los que durante décadas han votado al Partido Popular y al Partido Socialista, responsables últimos de que en nuestra tierra no se haya invertido en infraestructuras. Por lo tanto, si, los trenes extremeños dan pena. Como el año pasado y como el anterior.

SIEMENS Velaro.

  Pero desde Alianza queremos construir, queremos edificar un futuro digno para Extremadura, así pues, pedimos a los extremeños que miremos hacia adelante con INTELIGENCIA y capacidad de ESTRATEGIA. ¿Necesitamos trenes? Si. Rotundamente sí. ¿Necesitamos AVE? Tal vez. Y aquí señores es donde está la clave de la cuestión y donde se marca la diferencia entre Alianza y el resto. Hay mucho “listo” que ha escrito páginas y páginas sobre la necesidad del AVE en Extremadura, pero ningún especialista ferroviario ha publicado sobre ello. El AVE tiene un costo y para ser rentable necesita un mínimo de pasajeros. ¿Se cumple ese mínimo en Extremadura? ¿Hay suficientes clientes que puedan usar esa línea para ir de Mérida a Cáceres o de Mérida a Badajoz? ¿Cuánta gente viaja realmente de Extremadura a Madrid de forma diaria? Todos hemos visto las imágenes de 20 o 30 pasajeros tirados en la cuneta por una avería, pero… ¿30 pasajeros pagan un AVE? ¿Lo pagan 100? O quizás sean necesarios mil diarios... Quizás no necesitemos AVE, quizás baste con un tren que alcance una velocidad máxima de 200 km/h con un costo por kilómetro de vía férrea mucho más reducido que el AVE, con un precio de billete mucho más barato y que realmente SI SEA RENTABLE y SI NOS LO PODAMOS PERMITIR. Por lo tanto, AVE sí, pero solo si es rentable, no tenerlo por tenerlo. No pagar por algo que nunca jamás se podrá amortizar.

Estación de tren de Llerena

 
  La segunda dirección sobre los trenes de Extremadura debe de estar dirigida hacia la estrategia de desarrollo regional. Por construir un tren no se va a industrializar Extremadura. Extremadura se industrializará haciéndola una región atrayente para la inversión. Con enormes ventajas fiscales, seguridad jurídica y una población que salga de las aulas bien cualificada. En esa situación los trenes ayudan a profundizar en ese desarrollo. Pero sin una industrialización real en Extremadura, ya se pueden construir vías de trenes por doquier que nunca nos desarrollaremos.

  Necesitamos trenes de pasajeros que nos lleven a Madrid, a Sevilla e incluso a Lisboa. Pero trenes sostenibles, económicos. Trenes que nos podamos permitir. No trenes que solo sean rentables si unen ciudades de más de un millón de habitantes, porque señores, en toda Extremadura hay un millón de habitantes y la ciudad más poblada no tiene ni doscientos mil. Y por supuestos necesitamos trenes de mercancías. Trenes que sean capaces de dar salida a la producción industrial de una Extremadura desarrollada. Una Extremadura que con las políticas que llevan 40 años produciéndose nunca será posible.  Por lo tanto, pidamos un tren digno para Extremadura, pero sí. Un tren digno en todos los sentidos y para empezar esa dignidad que la tengan los que se manifiestan a la hora de manifestarse. Que una manifestación por un tren en Madrid no es el carnaval del pueblo. Y pidamos un tren digno pero extremeños, un tren que sea eficiente, que nos lo podamos permitir y sobre todo que satisfaga nuestras necesidades reales y no una moda pasajera.