¿Dónde queda el día de Extremadura?. ¿Dónde queda la devoción a nuestra tierra?, ¿dónde quedan nuestras familias? para entonces ya nos habremos olvidado del ocho de septiembre, para entonces ya solo quedará un leve recuerdo de ese día, un recuerdo efímero que en semanas quedará en nada. Ya no habrá ni banderas ni vírgenes de Guadalupe que valgan. Por que la realidad es que el ocho de septiembre, y de octubre, noviembre y diciembre. De enero y febrero y del resto del año los extremeños seguiremos siendo lo mismo; un pueblo pobre, sin futuro, que vive en la región más pobre de España. Podremos hablar de folklore, tópicos de buena comida y mejor gente, ciertos todos ellos. Pero la realidad será implacable. Seguiremos siendo la región con menos ingresos por habitante y por familia. La región con uno de los índices más altos de fracaso escolar, de pobreza infantil, de paro. De miseria. La región con menos industrias de España. La región de la cual las empresas huyen y los jóvenes y emprendedores sólo les queda coger la A5 camino de Madrid o Barcelona, y gracias que está la A5 por que aviones ni hay y los trenes...lo mismo no llegan.
Nada hemos cambiado en cuarenta años, y por este camino, nada lograremos. Nuestros hijos recorrerán el mismo camino que recorrieron nuestros padres y nuestros abuelos. Su futuro: ser mano de obra barata para las fábricas e industrias que Franco instaló en Cataluña o Madrid. Salir de su tierra como hicieron sus antepasados para crear riqueza en otras. Y aquellos que se queden no tendrán más futuro que el de rendir pleitesía al PSOE, o al alcalde de turno, buscando la miserable subvención o el puesto de funcionario de la Junta en una oposición trucada, manipulada y preparada hasta la saciedad a cambio del voto cobarde que perpetúa aquello que lleva cuatro décadas arruinando nuestra tierra. Y sus hijos, y los hijos de sus hijos, como nosotros ahora, viviremos en una nación de amos y esclavos. Una nación donde el gobierno de Madrid rendirá pleitesía a los nazionalistas de la periferia, donde solo existirá Cataluña y Vascongadas para la inversión, para las infraestructuras, para las industrias...para todo. Donde Extremadura no le importará nada a nadie. Donde existirán Comunidades Autónomas que le negarán el puesto de trabajo a un extremeño en su administración con la excusa de un dialecto local mientras que sus ciudadanos, catalanes, vascos, gallegos o valencianos si podrán trabajar en la extremeña pues aquí no hay apartheid lingüístico. En definitiva, vivirán lo mismo que hemos vivido nosotros
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¡¡¡VIVA EXTREMADURA!!!